Miramar, Paco Peréz

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Un Paco Pérez que frente al restaurante afirma sentirse contento con el nuevo menú degustación, aunque su inconformismo nato haga, al segundo, decir que aún va a evolucionar mucho. Una Montse Serra que es la perfecta anfitriona. La luz que desprende ilumina más que el sol de la Costa Brava. Unos hijos, Zaira y Guillermo, que aún con sus respectivas carreras profesionales en marcha, saben cuál es su origen y dónde tienen que estar: echando una mano en el hotel-restaurante. Un equipo de cocina –con Luis y Adrián al frente– más que motivado, y con un equipo de sala que hace que el comensal se sienta como en casa. Miramar es una gran familia y en todo momento te hacen sentir, como cliente, que formas parte de ella.

Hay quien opina que el Empordà es tan mágico como contradictorio. En ocasiones, la furia se desata en los cielos con una poderosa Tramontana que asustaría hasta al más aguerrido de los aventureros. Pero hay otras -esas otras- en las que la luz es única y una calma que no es chicha se desliza sobre la orilla con cada ola del mar. Ese mar es el mismo mar junto al que pasean Paco Pérez y Montse Serra cuando terminan las maratonianas jornadas en Miramar. Ese mar es el mismo mar que contempla un comensal encandilado por un menú degustación de dos estrellas Michelin que brilla temporada tras temporada.